Lanzo un
poema a la nada.
Mi boca es
un potro que salvaje camina herido,
buscando en
el aire otra boca
(un adiós
asoma en el paisaje).
La luz de
otro cuerpo quema mi cuerpo.
Giro
de espaldas
al camino, caigo.
Mis ojos
miran al infinito,
mis manos
entrelazan las estrellas.
Callo
(no quiero
enredar el orden de las últimas palabras).